Calzarme los tacones, ponerme las gafas y mi querido pañuelo de leopardo gris y negro, y salir por la puerta con una sonrisa en la boca.
La verdad es que no están nada mal noches como la del otro día. Las necesito más a menudo.
La verdad es que no están nada mal noches como la del otro día. Las necesito más a menudo.